Recientemente publicamos el Libro colectivo “Jóvenes, transformación digital y formas de inclusión en América Latina” de la mano de Fundación Ceibal, Digitally Connected, el Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, la Facultad de Comunicación e Información de la Universidad de la República y el GECTI de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes (Colombia).
¿Las tecnologías digitales son plataformas de integración o exclusión en América Latina? ¿Cómo los niños y jóvenes de la región se desenvuelven en Internet? ¿Qué experiencias relevantes de integración social en espacios digitales existen en América Latina? El uso y adopción de nuevas tecnologías por niños, adolescentes y jóvenes abre oportunidades de participación e inclusión pero también ofrece nuevos retos y formas de exclusión.
Una región con muchas voces. La convocatoria permaneció abierta durante el 2017 y contó con la participación de casi 400 postulaciones desde 28 países. El Libro cuenta con contribuciones que van desde ensayos y reflexiones, pasando por experiencias de trabajo, hasta investigaciones y artículos académicos. Los autores cuentan con perfiles diversos: hacedores de políticas públicas, docentes, representantes de organizaciones de la sociedad civil, académicos y profesionales. Se estructura en seis temáticas e incluye 34 artículos de autores de distintas nacionalidades y perfiles (académicos, docentes, profesionales, estudiantes). El libro, busca contribuir a la reflexión acerca de las prácticas de las nuevas geenraciones en línea. Constituye un instrumento de apoyo útil para el trabajo en el aula, de investigación y para la lectura de padres interesados en el tema.
El libro fue publicado por la editorial Penguin Random House, bajo Creative Commons Attribution 4.0. La presentación contó con la participación de los siguientes comentaristas:
- Miguel Brechner. Presidente de Plan Ceibal.
- Rosalía Winocur. Profesora e investigadora en la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República de Uruguay.
- Andrés Lombana. (Participación remota). Investigador posdoctoral en el Centro Berkman Klein para el Internet y la Sociedad de la Universidad de Harvard, e investigador asociado en la Red de Investigación de Aprendizaje Conectado, y el Centro ISUR de la Universidad del Rosario.
- Nelson Remolina, director del GECTI (Grupo de Estudios en internet, Comercio electrónico, Telecomunicaciones e Informática) y del Observatorio Ciro Angarita Barón de Protección de Datos, Universidad de los Andes, Colombia.
- Lionel Brossi. (Participación remota). Director de Posgrado del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile. Faculty Associate en el Berkman Center for Internet and Society at Harvard University.
- Cristóbal Cobo. Director del Centro de Estudios Fundación Ceibal. Investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford.
La presentación del libro está disponible aquí:
Fuentes: blogs.harvard.edu, cristobalcobo.net y fundacionceibal.edu.uy
Por décadas se ha planteado que la tecnología no es ni buena ni mala, pero que tampoco es neutra. Se ha indicado que la tecnología puede ser una plataforma clave para reducir inequidades en la educación y para ofrecer nuevas oportunidades a través de las herramientas digitales al servicio del aprendizaje.
Pero hoy es tiempo de ir más allá de la tecno-ignorancia así como también de la tecno-utopía. Lo que entendemos por tecnología no es algo neutro (además de su carga ideológica, la realidad es que unos pocos desarrollan tecnología y todo el resto la consume). La manera en que utilizamos la tecnología tampoco es neutra (todos generamos datos pero solo unos pocos pueden explotarlos o incluso venderlos).
La manera en que nos apropiamos de la tecnología tampoco es neutra (todos consumimos contenidos pero unos pocos son productores). Esto sin mencionar los problemas de privacidad, adicción/dependencia, ansiedad, y todas las nuevas preguntas que ofrece la llegada de Big Data al mundo de la educación.
En la era actual estamos mucho más conscientes de las asimetrías que se generan a partir de las nuevas brechas digitales (y empezamos a sospechar las que pueden surgir con la emergencia de la inteligencia artificial).
- ¿Cómo deberían actuar los sistemas educativos frente al creciente número de evidencias científicas que cuestionan la efectividad de las tecnologías en los contextos de educación formal?
- ¿Cuáles son las nuevas formas de exclusión que emergen en un contexto de sobre-abundancia tecnológica?
- ¿De quién es responsabilidad alertar a la comunidad educativa frente a los riesgos y problemas que emergen con el uso intensivo de las tecnologías digitales?
- ¿Quién responde frente a las promesas incumplidas de la era tecnológica?
Es fundamental generar espacios de discusión abiertos, críticos y diversos. De igual modo, es necesario promover e implementar un conjunto de acciones necesarias para contribuir al desarrollo de una sociedad más consciente de las limitaciones y los diferentes desafíos que surgen en un mundo cada vez más dependiente de los dispositivos digitales. Vamos por datos más seguros y por algoritmos más transparentes.
Presentación del próximo fiet2018.fietcat.cat
Están abiertas las inscripciones para participar en la segunda edición de la Escuela de Invierno, que organizará la Fundación Ceibal junto con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) del 4 al 8 de junio. Este año, el evento se denominó “Repensando la educación en la era de la tecnología digital” y reunirá a conferencistas de distintas partes del mundo, mientras que la convocatoria a nivel nacional apunta a estudiantes de posgrado, docentes, investigadores y responsables de políticas públicas. El objetivo principal de la Escuela de Invierno es “compartir métodos y herramientas prácticas de evaluación, así como generar redes de colaboración de académicos del país con sus colegas internacionales”, resaltó a la diaria Cristóbal Cobo, director de Fundación Ceibal.
“Queremos utilizar como punto de arranque para la discusión las preguntas que nos ofrece la incorporación de la tecnología tanto dentro del aula como fuera de ella. Eso implica reconocer que hay aprendizajes que ocurren afuera y que tenemos habilidades que van más allá del currículum; si esa hipótesis es correcta, por ahí tenemos que repensar en formas de reconocer esos aprendizajes también”, señaló Cobo. A su entender, esta edición de la Escuela de Invierno invitará “a pensar en las habilidades que se requieren hoy en día en los estudiantes, e implica ir más allá de la evaluación de lectoescritura o matemática y pensar en las habilidades del siglo XXI, sobre las que mucha literatura destaca su importancia, pero la dificultad está en ver cómo se miden, cómo se comparan, cómo se ve cuánto han evolucionado”.
@lucipangrazio from @deakin and author of ‘Young People’s Literacies in the Digital Age’ will be speaker in the coming #Edtech #WinterSchool in Uruguay https://t.co/Wot7cegbAr pic.twitter.com/7LgasFr5ry
— Fundacion Ceibal (@fundacionceibal) 6 de marzo de 2018
Otro de los diálogos que Cobo espera que se den en junio es sobre las estrategias docentes: “No solamente se trata de saber si utilizan o no las tecnologías, sino de con qué estrategias pedagógicas cuentan los docentes para facilitar la enseñanza de una manera distinta con tecnología. Lo interesante es ver estudios comparados, ver las metodologías que se están utilizando en distintos países y qué ha ido cambiando a lo largo de los años”, puntualizó. Además, al ser un evento coorganizado por ANII, se plantea como objetivo promover, dentro de las comunidades especializadas que participarán, la postulación a los fondos de investigación que ofrece la agencia y que permiten, en muchos casos, la presentación en conjunto de investigadores uruguayos e internacionales: “Es una oportunidad para pasar las mañanas conociendo experiencias de otros países, y en las tardes discutiendo posibles líneas de investigación que sean relevantes, tanto para los participantes de otros países como para los nacionales”, resumió Cobo.
Durante los cuatro días, cada exponente tendrá un tiempo para presentar su investigación, y hasta el momento están confirmados especialistas de Australia, Estados Unidos e Israel. Según Cobo, en la elección de los exponentes se buscó “una mezcla entre investigadores que estuvieran haciendo cosas innovadoras pero que al mismo tiempo fuera gente que está en una etapa mediana de su trayectoria en investigación; es decir, que estén haciendo cosas interesantes y prometan ser grandes líderes en temas de investigación, pero no buscábamos a aquellos ya consolidados, sino a gente que acepte la crítica, que esté dispuesta a dialogar a veces con estudiantes que sean más jóvenes y pasar la tarde conversando”.
En cuanto a las postulaciones nacionales, Cobo indicó que “lo principal es que sea gente que tenga interés en el tema de la educación y la tecnología, y que tenga algún grado de investigación”. Si bien no se espera que los asistentes estén consolidados en la materia, se aspira a que al menos tengan una maestría, estén en proceso de doctorado o estén a cargo de políticas públicas, “para asegurar que haya una buena interacción entre academia y la administración”, detalló el director.
Andrés Lombana (@vVvA) from @BKCHarvard @YouthandMedia will be speaker in the 2nd #Edtech #WinterSchool in Uruguay. Apply here!https://t.co/Wot7cegbAr pic.twitter.com/v07Taz09La
— Fundacion Ceibal (@fundacionceibal) 7 de marzo de 2018
La Fundación Ceibal hizo una exhaustiva evaluación de la edición del año pasado de la escuela (ver reporte abajo) que fue la muestra inaugural. En 2017 también se habían planteado como objetivo generar vínculos entre los investigadores: “En concreto, la red de colaboración se materializa por medio de artículos que escriben juntos o de la presentación conjunta a congresos y ponencias; nos ha llegado una gran cantidad de iniciativas de este tipo que están ocurriendo a raíz de la escuela de invierno”, destacó. Además, subrayó que “también se hizo una evaluación a posteriori, y más de 90% de los participantes dijeron que la experiencia era muy buena y que no solamente la recomendaban, sino que estarían dispuestos a repetirla”.
Learn more from Dr. Jacob Whitehill, keynote speaker at the next Winter School #EdtechUy Uruguay 2018 https://t.co/oCO4eS6Q6s
(Apply here 👉🏽 https://t.co/ebhWHPQKLr ) pic.twitter.com/0gpUcssD2c— Fundacion Ceibal (@fundacionceibal) March 5, 2018
vía /cristobalcobo.net/
Disclaimer: El viernes 10.11.17 el periódico argentino Página 12 publicó una entrevista e incluyó algunas imprecisiones corrijo en esta versión actualizada de la entrevista. Mientras esperamos que la fuente original haga lo propio comparto el texto editado (en color).
En la ciudad vieja de Montevideo, Mario Benedetti ya lo había anticipado. “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron las preguntas”, escribió hace unas décadas. Ahora, del otro lado del charco, el investigador del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford Cristóbal Cobo retoma esa idea para explicar los nuevos objetivos del Centro de Estudios Fundación Plan Ceibal, el órgano de investigación en políticas de educación, innovación y tecnología creado como institución independiente cuya creación fue impulsada desde el Plan Ceibal. Este último fue creado en 2007 para favorecer inclusión social e igualdad de oportunidades del sistema educativo uruguayo. En diálogo con PáginaI12, el director del Centro de Estudios de la Fundación Ceibal sostuvo que la tecnología no es un sinónimo de revolución en las aulas y que “la búsqueda debe estar orientada a la innovación pedagógica”, justamente el área más desfinanciada de otro programa educativo de la región, el Conectar Igualdad, que sufrió masivos despidos y reducción del stock de computadoras en los últimos dos años. Cobo, además, profundiza las nociones sobre desobediencia tecnológica y formación docente. “La sociedad del conocimiento es tremendamente generadora de marginalidad. No solamente de infraestructura y de aparatos tecnológicos, sino cognitiva y de igualdad de oportunidades”, agregó.
En el cuarto piso del Centro Cultural de la Ciencia, en el barrio porteño de Palermo, Cobo es esa figurita difícil que completa el álbum: los docentes le piden selfies, ejecutivos de empresas intentan arreglar encuentros con él e incluso, el investigador chileno debió ser el encargado de inaugurar la Semana de la Ciudadanía y la Alfabetización Digital con una charla para trescientos educadores y facilitadores pedagógicos digitales.
“Lo que vengo diciendo en las presentaciones y en mi último libro es una provocación para algunos: se puede seguir teniendo una educación conservadora aún con un montón de tecnología incorporada. Muchas de las conversaciones se centran en los aparatos y la verdad es que las cosas interesantes están por fuera de la tecnología. La innovación es, en realidad, aprender a pensar de una manera distinta”, comentó Cobo.
El Plan Ceibal fue la criatura que creó Cobo Miguel Brechner junto a otros especialistas pedagógicos y políticos del Uruguay. En el 2007, tres años antes que se firme el programa Conectar Igualdad en Argentina, el por entonces –y ahora también– presidente del país oriental, Tabaré Vázquez, entregó la primera laptop en el departamento de Florida, una de las regiones más pobres del interior. Dos años después, todos los estudiantes de primaria obtuvieron una computadora, a la vez que las escuelas, ya sean públicas o privadas, contaban con acceso a wi-fi. “Muchas de esas laptops fueron las primeras que tuvieron las familias. En Argentina seguramente haya ocurrido lo mismo. Pero hoy en día, en los sectores medios y bajos ya cuentan con teléfonos, que no sólo juegan un papel importante en la conectividad sino que ya no es factor de diferenciación social, por ejemplo, tener un Facebook”, reflexionó el director del Centro de Estudios que analiza el impacto de las políticas públicas del proyecto pedagógico.
“Ahora, el nuevo objetivo es construir de la escuela, un laboratorio”. Así sintetiza Cobo la próxima fase del Plan Ceibal. Luego de cumplir la conectividad, el proyecto educativo uruguayo se enfoca en vincular los saberes cognitivos, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC´s) y las habilidades socioemocionales, como la creatividad, la sociabilización y la empatía. “Parece algo totalmente novedoso, pero nada que ver, son ideas que deambulaban en siglos anteriores, el tema es que nunca se le prestó mucha atención”, dijo Cobo. La nueva meta es, precisamente, lo que Cobo no observa ahora en el Plan Conectar Igualdad argentino. Lo que dice el educador chileno se asemeja al informe realizado por Ctera donde se alerta sobre el recorte del 43 por ciento del ahora Plan Nacional de Educación Digital en el presupuesto pronosticado para 2018. Y aquello se agrega a la falta de stock (en 2016 se compró la mitad de computadoras que en el año anterior) y el despido de equipos territoriales que articulaban el área de pedagogía con la tecnología. Dicho de otro modo: desfinanciamiento.
–En esta transformación del sistema educativo uruguayo, ¿cuál es el rol que deben cumplir, ahora, los docentes?
–Los maestros han sido, tradicionalmente, agentes que ayudan a llevar el conocimiento a la sociedad. Ellos traían el conocimiento experto a través de libros de textos, programas de estudio. Ahora, con la aparición de las tecnologías y, en particular, de las tecnologías digitales, existe un proceso de descentralización y de desintermediación de saberes. Están Google, Wikipedia, YouTube y muchos otros canales que generan circuitos de información que adquieren muchísima más atención. Entonces, el rol del docente entra en un proceso de transformación, que nada tiene que ver con lo tecnológico sino con la relación del conocimiento: él tiene que ayudar a discriminar el ruido de la señal, lo que es importante de lo que es basura. La metáfora podría ser la del sherpa, ellos te acompañan, te dan orientaciones, si no sigues su camino te puedes caer por un barranco, pero al final del día, la trayectoria la terminás haciendo tú.
–En su libro habla de la desobediencia tecnológica. ¿Cómo entiende ese concepto? ¿Se aplica para los más chicos?
–Absolutamente. La desobediencia tecnológica es animarse a hackear la tecnología. Y eso es lo que los chicos tienen que hacer. América Latina es un continente que, en su gran mayoría, consume tecnología creada por otros y eso te pone una situación de desventaja, porque uno consume la tecnología y otros lo crean. Es decir, alguien pone la música y los demás la bailamos, lo cual produce una dependencia total. Entonces, bueno, cómo hacemos para cambiar la relación con la tecnología, pensar de manera distinta y darle un propósito diferente. Y yo creo que esto ocurre en la actualidad, aunque el sector educativo en la región no lo estimula. En la escuela el profe tiene que cubrir un programa de estudios, evaluar ciertas asignaturas y ese sistema deja pocos espacios para la divergencia. En cambio, en los espacios extracurriculares, se da el lugar para la innovación, el pensamiento divergente y la creatividad.
Pero todavía hay un actor fundamental que no había sido nombrado durante la entrevista: el Estado. Por eso, en el final de la charla, Cobo no duda en incluirlo al indicar que “esta sociedad es tremendamente desigual, no sólo en cuestiones tecnológicas sino también en sistemas de aprendizajes y de igualdad de oportunidades. El Estado no puede ser ajeno a esa lógica”. “Por ejemplo, ahora está la inteligencia artificial. Eso implica una nueva brecha de pobreza: los que la comprenden y los que no logran entender. El Estado tiene que ayudar a regular a eso, pero, a la vez, tiene que buscar la manera de que existan otros actores jugando en la cancha”, completó.
La entrevista concluye. Y, otra vez, docentes le piden fotos al educador.
Informe: Jeremías Batagelj.
from Blog – Cristobal Cobo http://ift.tt/2AFvPpy
(Publicada en Portal del ‘Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo’ de UNESCO.)
El alfabetismo evoluciona a medida que cambian los sistemas de construcción de conocimiento en nuestra sociedad. Por tanto al evolucionar las formas en que se utilizan los distintos lenguajes, se enriquecen y complejizan los alfabetismos producto de las transformaciones en el uso de los sistemas de códigos y reglas de comunicación que empleamos.
La erradicación del analfabetismo (saber leer y escribir ) en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible busca asegurar que el 100% de los jovenes y ‘una proporción sustancial de los adultos’ alcancen la alfabetización para 2030 (Meta 4.6) y que esto se traduzca entre otros beneficios en mayores oportunidades de empleabilidad (Meta 4.4). Pero esta visión sugiere un horizonte que evoluciona hacia nuevas necesidades. Por ejemplo, reducir los niveles del analfabetismo funcional que implican habilidades de lectura más allá de un nivel básico para manejar tanto las tareas de la vida diaria como del campo laboral.
Durante la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del siglo XXI hemos visto una consistente diversificación de los sistemas de símbolos utilizados en la era moderna. Como es de esperarse, ello ha ido a la par de una transformación de los alfabetismos considerados críticos para desempeñarse en la sociedad contemporánea. Toffler en su libro El shock del futuro (1970), citaba a Herbert Gerjuoy: “Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender”.
Langer indica que la alfabetización puede entenderse como la capacidad de leer y escribir pero también como una habilidad para crear nuevas formas de pensar. Es fundamental, agrega la autora, que los educadores comprendan esto si quieren construir puentes y facilitar transiciones entre diferentes formas de pensamiento.
El concepto de alfabetización incluye habilidades para acceder al conocimiento a través de la tecnología y la capacidad de evaluar contextos complejos. Un ejemplo paradigmático de la era pre-Internet, lo podemos encontrar en la publicación del reporte ‘Nation at Risk’ elaborado durante el gobierno de Reagan. Ahí se planteaba la necesidad de formar futuros profesionales con destrezas avanzadas en el uso de sistemas informáticos. Treinta años más tarde, si bien esta prioridad no desaparece, con la llegada de Internet surge el interés por desarrollar nuevos alfabetismos en un segmento mucho más amplio de la sociedad. A este alfabetismo se le ha denominado de diferentes formas (digital, informacional, computacional, etc.). Dependiendo del enfoque, el énfasis ha estado en la interacción con los dispositivos informáticos, en el uso estratégico de la información, en la capacidad de producir conocimientos de manera distribuida con otros, en la participación de espacios de expresión colectiva, en la administración de la huella digital y de la privacidad, o en la combinación de dos o más de estas categorías.
Durante las últimas décadas, se ha observado una creciente interdependencia entre el desarrollo de nuevos alfabetismos y la expansión de nuevas tecnologías digitales en diferentes sistemas educativos del globo. Hoy se espera que los individuos cuenten con la capacidad de desarrollar estructuras de pensamiento afines a la forma en que las tecnologías computan y procesan información.
A ello se le denomina pensamiento computacional, el cual se concibe como un complemento de otros alfabetismos mediáticos. Si bien en algunos casos se relaciona el pensamiento computacional con las ciencias de la computación e incluso con la programación, aquí lo entendemos como:
Conjunto de habilidades y conocimientos para explorar diferentes formas de resolver problemas con un enfoque analítico (que implica abstracción, descomposición, pensamiento lógico, identificación de patrones, evaluación, generalización) a través de algoritmos o representaciones de datos, que permiten diseñar sistemas, resolver problemas o comprender comportamientos humanos. Desde esta perspectiva el pensamiento computacional puede aplicarse con o sin una computadora.
Es importante hacer notar que el pensamiento computacional no excluye los alfabetismos previamente referidos, sino que se conciben como formas complementarias. Es más, es deseable avanzar hacia una mirada integral que permita desarrollar un pensamiento computacional enriquecido con habilidades de orden meta-cognitivas, por ejemplo con prácticas colaborativas de resolución de problemas (algo que Kafai, Burke y Resnick, 2014, sugieren llamar “computación participativa”).
En una encuesta aplicada a una veintena de Ministerios de Educación en Europa se identificó que un número significativo de países ya ha decidido entrar en una revisión de sus planes de estudios en miras a integrar la codificación como parte de las actividades curriculares ya sea bajo modalidad obligatoria u opcional (ver casos como Inglaterra o España).
En América Latina también se observan acciones en este campo. En Uruguay, por ejemplo, los niños de quinto y sexto año de unas 50 escuelas distribuidas en todo el país comenzarán a recibir este semestre clases de programación y de pensamiento computacional. Se trata de un plan piloto ideado por el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) y el Plan Ceibal, con el objetivo de innovar en las prácticas educativas y potenciar el pensamiento lógico matemático, el pensamiento crítico, la creatividad, la innovación y la resolución de problemas. Los niños tendrán clases de pensamiento computacional y programación a través de videoconferencia con profesores remotos, que contarán con el apoyo del maestro del grupo en el aula. Esta política educativa busca escalarse a nivel nacional a partir del 2018. La visión es que la incorporación de pensamiento computacional pueda aplicarse a cualquier área del conocimiento, en diferentes procesos de aprendizajes para todas las edades y disciplinas. En paralelo a la experiencia uruguaya, se destacan iniciativas como las de Chile, Perú, Argentina, México y Colombia.
Evidentemente el desafío no se agota en el diseño de nuevos programas de estudio, sino que será importante apoyar a los profesores y estudiantes en las iniciativas de codificación, en adoptar nuevos enfoques de evaluación, en realizar más actividades de sensibilización sobre la importancia de desarrollar estos nuevos alfabetismos, tanto en las diferentes etapas de la educación escolar como en otros espacios de aprendizaje y socialización.
A modo de síntesis, es fundamental comprender que nuevas formas de expresión, nuevos lenguajes y nuevos dispositivos permiten vislumbrar que la conceptualización de los alfabetismos contemporáneos habrán de seguir evolucionando. Ya no concebidos como una habilidad o competencia simple, sino que como un proceso que se aplica, se practica y se contextualiza. Estas nuevas miradas ofrecen herramientas cognitivas que brindan nuevas formas de decodificar y comprender la realidad. Es por ello que los jóvenes (y los no tanto) necesitan desarrollar multi-alfabetismos que les permitan contar con herramientas para brindar una mirada crítica y a la vez propositiva que les posibilite desenvolverse de la mejor forma posible en un mundo en plena transición.
from Blog – Cristobal Cobo http://ift.tt/2xWnSdf
Descargar Podcast de última entrevista en programa “NoToqueNada”
en conmemoración del cumpleaños de Innovación Pendiente .
“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron las preguntas”. Esa vieja frase de Mario Benedetti se ajusta casi sin querer a una de las propuestas que tiene el chileno Cristóbal Cobo, director del Centro de Estudios Fundación Ceibal, con respecto al uso de internet y la educación. Profesor en más de 20 universidades del mundo, investigador en Inglaterra, doctor en España, Cobo se ha posicionado como un referente en los temas de tecnología y educación y trabaja en Uruguay hace dos años para Plan Ceibal.
Según él, la tecnología es la pregunta y no la respuesta. “Muchas veces se plantea cómo lograr la innovación en educación y se responde con tecnología”, cuando en realidad la tecnología, considera el investigador, debería estar al principio de la formulación para usarla como una mejora incremental en la formación de niños y jóvenes. “Pensar la tecnología como un puente que nos permita acceder a otras comunidades y construir esta resolución de problemas de maneras distribuida”, sugiere.
la diaria visitó a Cobo en su despacho de Plan Ceibal en el Latu; rodeado por paredes de vidrio escritas con sus apuntes, sillas de colores y con un café, el chileno charló sobre su visión de Uruguay, Latinoamérica y el mundo, el rol docente, la desobediencia digital, el papel de las máquinas en el aula y su libro La innovación pendiente: reflexiones (y provocaciones) sobre educación, tecnología y conocimiento, que ya tiene más de 20.000 descargas en la web innovacionpendiente.com.
–Uno de los apartados de tu último libro se llama “Más prohumano que antimáquina”. ¿Lo planteás porque sentís que se pone más el foco en la tecnología?
–Tiene que ver con una discusión de los 90, cuando empezó a surgir la educación a distancia en las universidades, el e-learning, como que volvió la discusión de que los profes son reemplazables. Al principio la gente se asustó, pero después vimos que en realidad se necesitaban más profesores porque la gente tenía más interés en la formación. No se trata de que ‘más tecnología = menos personas’, probablemente significa aprender de formas diferentes y tener personas con un rol distinto. A lo mejor hay algunas habilidades que las máquinas hacen que podamos dejárselas a ellas; por ejemplo, un recordatorio de cuándo hacer las tareas y que el docente se concentre en el conflicto cognitivo.
–¿Por qué el docente debería concentrarse en el conflicto cognitivo?
–El pensamiento crítico surge cuando hay conflictos cognitivos. Ahí está el valor ahora. Internet puede ser una fuente de conflictos si se usa como pregunta. Tanto los docentes como otras profesiones están en este proceso de reentender cómo se significa la realidad, y lo que termina pasando es que tienen esa sensación de estar abrumados por la realidad.
–¿Cómo se genera valor en los ámbitos formales de educación?
–Lo fácil sería decir que se genera haciendo un uso inteligente de internet para buscar información y poder conectarte con otras personas, pero eso sería convertir a internet en una gran biblioteca, y es mucho más que eso: es una plataforma social súper importante para construir saberes con otros. Para generar valor ya no basta con que el chico diga la definición de algo, porque lo saca de Wikipedia, que está buenísimo. Se necesita más: nuevas habilidades digitales que tienen que ver con producir saber con otros, de manera distribuida. No sólo usar los canales sociales para generar algo que tiene que ver con una alfabetización digital básica, un acceso a la información, sino con la capacidad de conectarnos, coordinarnos, producir y negociar, que es mucho más complejo.
–Mencionaste la alfabetización digital, una de las múltiples alfabetizaciones de hoy. ¿Cómo creés que el docente debe evaluar esa multiplicidad de lenguajes?
–Si las tecnologías permiten no sólo acceder a nuevos saberes, sino aplicarlos de otra manera, quizá haya que cambiar el instrumento para reconocer la puesta en marcha de los saberes. Es un cambio que está ocurriendo. Sin decir que la evaluación por conocimiento es mala –eso sería un error–, es súper importante que no se descuide la oportunidad de reconocer las otras habilidades y estos otros alfabetismos que van de la mano con los tradicionales. La lectoescritura sigue siendo fundamental, pero el alfabetismo digital o científico tiene que jugar de una manera articulada entre ellos. No se debería ver la evaluación como el último partido de fútbol de la Copa del Mundo, sino como la devolución que le hace el director técnico al jugador todos los días. Pensar en instrumentos de evaluación menos invasivos, más permanentes y consistentes, que no sólo evalúen saberes, sino también su aplicación.
–¿Cómo impactó la tecnología en el rol docente? ¿Hay mayor resistencia al cambio en esta profesión?
–La resistencia está en todas las profesiones; vamos a problematizar un poco la situación. Los docentes, que son el motivo de discusión hoy día, están en el proceso de transición en el que se encuentran otros profesionales. Ocurre que los docentes son trabajadores del conocimiento, y mucha parte de ese conocimiento viene de las máquinas de manera ilimitada, entonces hay una tensión en aprender a usar la máquina. Pero creo que hay una tensión más compleja y más sustantiva: ¿cuál es el rol del docente: dar información o ser una persona que ayuda y problematiza con respecto a la información que existe? Internet sirve para ver otras dimensiones, y capaz que eso es lo que no logramos transmitirle a la comunidad docente de Uruguay, pero en este debate también están los demás países de América Latina.
–¿Cómo se debería formar a los docentes para generar el acompañamiento a los estudiantes?
–No es que no esté pasando, lo que sí quizás ocurra es que no se hace a la escala y a la velocidad que se esperaría. Soy un convencido de que la respuesta está en comunidades de práctica, es decir, grupos de docentes que estén en etapas de formación –temprana o no–, que tengan espacio para reflexionar en conjunto de la misma manera que cuando se juntan los médicos. En la diversidad, en el choque cognitivo, está la posibilidad. Pero la formación docente, a diferencia de lo que ocurre con otras profesiones, no siempre acepta con la misma velocidad la crítica; en la ciencia, la crítica es esperada. Eso es un tema general, no es privativo de Uruguay.
–Otro de los apartados de tu último libro se llama “Desobediencia tecnológica”. ¿Cómo desarrollás este concepto?
–Tomo prestado el concepto que viene de una idea cubana, de intervenir tecnología para hacer nueva tecnología. Me pregunto qué pasa si la tecnología que ya tenemos la usamos para algo en lo que no esperábamos usarla, para un fin distinto. Una mirada más constructiva frente a la tecnología, no tan pasiva, porque de lo contrario, el gran riesgo es que durante toda la vida vamos a estar esperando que desde otros lugares hagan tecnología y nosotros la tengamos que comprar.
–¿Ese es un cambio que debe promover el docente o que se da de forma natural en los chiquilines?
–Las dos cosas. Hay estudiantes que todo el tiempo están probando, y yo creo que hoy día el Estado, con todo esto de promover el pensamiento computacional en primaria, va en la misma línea. Vamos a aprender a pensar cómo se deconstruye la tecnología, que no significa aprender a programar sino a abstraer, a comprar problemas; aprender del error. Más que una clase de pensamiento computacional, lo deseable sería, como hacen los finlandeses, incorporar estas herramientas en otras asignaturas y usar eso para hablar de ciencias naturales, de biología o para resolver un problema de matemática.
–¿La clave está en que la formación docente tenga esa formación transversal?
–El docente juega un papel fundamental, pero por capacitado que esté, si no cuenta con el horario suficiente para prepararse, con la flexibilidad curricular necesaria, y un montón de condiciones adicionales no basta. Es fundamental, pero las innovaciones se tienen que pensar de manera transversal: que el ecosistema permita que eso ocurra, y no que se den porque un profe superhéroe sacrifica un montón de tiempo de su familia y de tiempo personal para hacerlo.
from Blog – Cristobal Cobo http://ift.tt/2wsMI3R
Comparto entrevista hecha por la Fundación Educar Chile:
from Cristobal Cobo Cristobal Cobo | Don’t value what you measure, measure what you value http://ift.tt/2tr313V
3rd to 7th July 2017 DEADLINE 19th May 2017 -Apply for a scholarship-
Download more information about the EdTech Winter School 2017
Ceibal Foundation is organizing the 1st EdTech Winter School to take place in Uruguay, called “Emerging trends and new horizons in the study of education and technology”. The event will gather postgraduate students and early career academics from the main higher educational institutions in the country and the Latin American region. The Winter School is organized in partnership with ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación), Departamento de Comunicación and Departamento de Educación (Universidad Católica del Uruguay), Universidad ORT, FLACSO Uruguay, Universidad de Montevideo and Facultad de Ingeniería (Universidad de la República).It aims to offer a stimulating learning environment for participants to present and discuss key challenges, research trends and opportunities, to foresee new horizons in education, learning and teaching practices enhanced by digital technologies.
OBJECTIVES
- To create a collaborative environment of discussion and analysis involving keynote speakers from the Massachusetts Institute of Technology – MIT, the Oxford Internet Institute, and the Berkmam Klein Center -Harvard University-, along with early-career scholars and students. This will be an opportunity for learning about novel research methodologies and scientific perspectives enabling capacity-building and knowledge transfer in areas of common interest.
- To present and exchange national and international research-based case studies in the five academic areas of the Winter school: Social uses of ICT and Digital Culture; Resources and Platforms; New Ways of Knowing, Learning, Teaching and Evaluate; Extended learning achievements and Educators in the Digital Age.
- To create a long-term international academic network of excellence in education and technology (EdTech) based on multidisciplinary studies with different methodological perspectives. The academic network aims to enable international capacity building in the fields of EdTech, innovation and inclusion. This community will be also of great value for promoting and implementing international research projects, seminars and initiatives in the field.
PROGRAMME (4 days +1 open day)
4 days – From the 3rd July until the 6th July 2017
Open day – 7th July 2017
During a week of academic and social activities, candidates are expected to gain valuable knowledge, skills and meaningful perspectives in the fields of EdTech, innovation and inclusion. The official language of the event will be English. The programme will combine keynote lectures, training and participating in joint project-based learning.
Dr @arnonher from @telavivuni talking about the next #Edtech Winter School https://t.co/p4Gp1pqmjr http://pic.twitter.com/kR5V1xhFRV
— Fundacion Ceibal (@fundacionceibal) April 21,
SPEAKERS
Claudia Urrea, PhD (Bio) Claudia Urrea is an international referee in the One Laptop per Child organization, currently acting as Associate Director at the Office of Digital Learning of the Massachusetts Institute of Technology. Her research has been focused in online learning and assessment, curriculum design, pre-K12 and higher education for developing countries, teacher professional development, educational programming and robotics.
Taha Yasseri, PhD (Bio) Taha Yasseri is a Research Fellow in Computational Social Science at the Oxford Internet Institute, a Faculty Fellow at the Alan Turing Institute for Data Science, and Research Fellow in Humanities and Social Sciences at Wolfson College, University of Oxford. His research has been focused in Big data, human dynamics, peer production, Wikis, online societies, conflict and cooperation, opinion formation, language complexity, collective behaviour, social networks, agent-based modelling, urban computing.
Monica Bulger, PhD (Bio) Monica Bulger leads the Enabling Connected Learning initiative at the Data & Society Research Institute. She is a Fellow at the Harvard Berkman Klein Center for Internet and Society and a Research Associate at the Oxford Internet Institute. She is an educational researcher contributing policy research to multi-national groups such as UNICEF, ECPAT, and the European Commission. Her work focuses on the implications of technology use for youth with a particular focus on learning, safety, and empowerment.
Arnon Hershkovitz, PhD (Bio) Arnon Hershkovitz is a Senior Lecturer in Tel Aviv University – School of Education (Israel). His main research areas are Educational Data Mining, Learning Analytics, one-to-one computing in schools and learning-related aspects of using social media. He holds a PhD in Science Education, an M.A. in Applied Mathematics and a B.A. in Mathematics and Computer Science.
CALENDAR
- 19th May 2017 – Deadline for submitting applications
- June 2017 – Evaluation and selection of candidates
ADDITIONAL INFORMATION
- For information about the application process, access the details of the call.
- For any questions or concerns please contact us at: fundacion (at) ceibal.edu.uy
You can’t think about technologies without thinking about the people who used them (and their culture) http://pic.twitter.com/QU0GYYENGb
— Cristobal Cobo (@cristobalcobo) January 16, 2017
//platform.twitter.com/widgets.js
Dos preguntas que solemos encontrar en estos debates. Comparto algunas preguntas hechas para una publicación sobre educación y tecnología. Espero sirvan…
P: ¿Mejora la calidad de las clases la tecnología?
La calidad es un concepto que la educación tomó “prestada” del mundo de la administración o management. Evidentemente es un concepto que puede ayudar pero también trae confusión (lo mismo nos ocurre con términos como “innovación”). Así que yo prefiero hablar de calidad “con apellido”. Es decir, calidad en el aprendizaje, calidad en la forma de enseñar, calidad de los contenidos curriculares, entre otros. De lo contrario la falta de contexto nos puede llevar a realizar omisiones importantes (como por ejemplo querer estandarizar todos los procesos de aprendizaje y olvidarse de las características contextuales y culturales de los distintos sistemas educativos).
Hecha esta nota al pie, en relación a la pregunta de si la tecnología ¿mejora la calidad de la enseñanza? Las investigaciones nos muestran que es una variable dependiente (de las estrategias pedagógicas, del propósito, de la destreza del usuario, del contexto de uso y las costumbres, de la estructura institucional, etc.) y no independiente (e.j. hay buenas experiencias educativas con tecnología pero también hay casos que no dieron los resultados esperados). Por ello creo que podemos al menos identificar tres posibles escenarios:
1) usar nuevas tecnologías para hacer lo mismo que hacemos ahora: Por ejemplo, transitar de las transparencias al PowerPoint.
2) usar nuevas tecnologías para hacer algo parcialmente diferente o para mejorar lo que hacemos (innovación incremental): Por ejemplo, cuando enseñamos el cuerpo humano a través de una animación en 3D y
3) usar nuevas tecnologías para aprender de una manera radicalmente disruptiva y que no lo podríamos hacer igual si no contáramos con determinadas herramientas (innovación radical): Por ejemplo, cuando conectamos a estudiantes de distintos lugares del mundo para que puedan negociar un conocimiento y producir algo en conjunto.
Lo que nosotros observamos en nuestras investigaciones es una gran cantidad de experiencias que representan el escenario uno, y en algunos casos el escenario dos. Las experiencias educativas del escenario tres, son mucho más limitadas y específicas (no siempre se pueden escalar). Esto no necesariamente es negativo si entendemos que la innovación educativa enriquecida por tecnología es un proceso y no estado determinado. Aunque se suele decir que la innovación es algo para todos y en todo momento evidentemente la evidencia muestra que es mucho más gradual, tiene que ver con el desarrollo de experiencias, cambios de hábitos y que debe existir un conjunto de condiciones para que esta ocurra.
P: ¿Cuáles son los principales ‘pros’ y ‘contras’ de trabajar con tecnología en el aula?
Si entendemos la tecnología como una amplificadora de capacidades tanto cognitivas como sociales, sería una falacia solamente considerar aquellos aspectos positivos.
Las tecnologías digitales como bien sabemos diversifican las maneras de acceder procesar, construir y divulgar el conocimiento. Esto siempre y cuando se cuente con las habilidades, las actitudes y el capital simbólico para aprovecharlas.
Pero es cierto que también se convierte en una moneda de dos caras, porque al amplificarse las capacidades de acceder a nuevas fuentes de saber también se multiplican los potenciales elementos distractores. Entonces, si la tecnología no se incorpora de una manera apropiada (centrada en el que aprende y no en el que enseña), es posible que ocurran fenómenos como: que los estudiantes se aburran o se distraigan, que se redefina el rol del docente como única fuente de la verdad, que quede en evidencia la falta de pertinencia de los contenidos curriculares, entre otros.
Si bien no existen recetas ni fórmulas mágicas, diferentes investigaciones nos muestran que el desafío fundamental está en ampliar los contextos, y espacios de aprendizaje aprovechando estas herramientas para favorecer aprendizajes más allá del aula. Pero esto no es tan sencillo bajo las estructuras de la educación tradicional, puesto que la versatilidad y la flexibilidad no está siempre entre sus principales cualidades. En definitiva como postulamos en el libro “Innovación pendiente“, no es suficiente innovar en los dispositivos digitales si esto no viene acompañado de una apertura en las formas de entender el valor del conocimiento.
>
from Cristobal Cobo Cristobal Cobo | Don’t value what you measure, measure what you value http://ift.tt/2js4YXy